Más allá del silencio

Cristina Maristany
Más allá del silencio

Más allá del silencio
De las Ediciones Libertarias, 1991

Cristina Maristany
(Barcelona, 1933)

Cristina Maristany (Barcelona, 1933) escribe “Más allá del silencio” tras la muerte del que fue su compañero y amante, durante 5 lustros, Rafael Lorente (León 1924-1990). En 1991 publica el poemario que, en palabras de la poeta, “es en realidad, un único y desesperado poema”. Esta desesperación le lleva a la escritura con el afán de comunicarse con él, expresión de un amor que va más allá de la muerte y se niega a caer en el olvido.
En los paseos por sus lugares preferidos, todos los elementos de la naturaleza (viento, lluvia, gaviota o mar) le conducen a una proximidad, desde la tristeza, la soledad y el dolor, “en la naturaleza que es eternidad”. Son las tierras de Almería (Mojácar, Carboneras y Agua Amarga) que descubrieron en 1960, —mar, sol y desierto—, que visitaron una y otra vez para convertirlas en el territorio de su amor hasta unos pocos años antes de su muerte en noviembre de 1990, cuando ya la ceguera le impedía escribir.

Al comienzo del libro se cita un poema de Rafael Lorente, “Volver al silencio”, que concluye diciendo Dejar la tierra ahora, / no volver a encontrarte / desaparecer, fundirme al remolino. / Ser todo yo, silencio.

El primer texto del libro en prosa poética se inicia con un verso del último poema, “Fuimos / compañeros en la lluvia / y en el silencio”. Todos los poemas serán variaciones sobre un tema, la desaparición del compañero, que deja “el vacío brutal y la terrible nostalgia”. La poeta recorre los paseos compartidos en busca de comunicación con él, escribe poemas desde la desesperación y a veces cree ser ella misma un fantasma vagando por “los paisajes que eran nuestros”. La naturaleza, tierra y mar, será el lugar donde se produzca el encuentro, o al menos la proximidad máxima, “naturaleza que es eternidad”.

La ausencia y la búsqueda del otro impregna cada poema del libro; perseguidora de sueños, fantasmas, ruidos, cree escuchar su voz o sus pasos con la esperanza del reencuentro, “y que retornarás de nuevo a mí / desde la eternidad del tiempo”.
La eternidad es el lugar donde el amor existe más allá de la muerte, este será el lugar para una reunión en la que se necesita fundirse con el cosmos, “más allá del tiempo / y el espacio / eso es la eternidad”. La distancia es infinita, pero será allí donde ella irá a buscarle con su amor para que cese el silencio que le invade tras la muerte de su compañero.
Los sonidos le sobresaltan, pudiera ser el eco de su voz, de sus pasos o el crujir de la madera. El silencio se llena de estos ruidos “en mis oídos / y se oye el llanto / de mi soledad”. Un silencio que vive en su interior, un tiempo en que no reconoce como iguales los elementos de la naturaleza que eran propios, algo se ha roto con la ausencia, “la magia no es / la misma / y el mar ya no es / el mar.”

Cristina Maristany vive el duelo revisitando los lugares donde ve al otro presente aún en la realidad, ”Estabas hoy mi amor en Fornalutx“, siendo la esencia misma del mundo, reviviéndole tanto en el sonido como en el silencio. Paseos que sirven para olvidar momentáneamente la tristeza inserta en el corazón, “porque tú estabas en mí”.
El mundo insiste en que el duelo y el llanto debe continuar en el tiempo y que solo será ella misma cuando este acabe. Pero aún es el tiempo de la ausencia, Cristina Maristany sólo siente la soledad en la existencia, persigue la búsqueda del otro, lamenta la carencia de abrazos y miradas, “Nunca más la ternura / de tu alma / se fundirá en la mía”.

Escribe pequeños poemas sobre el recuerdo, el mar, el tren, etc. que van de la ausencia evidente a la proximidad imaginada. La autora va de un sentir a otro, buscando ocupar el enorme vacío que deja la muerte del otro, aferrándose a los elementos de la naturaleza, —las aves, los colores, los paisajes— convirtiéndolas en “nuestras, solo nuestras”.

La mujer que amé se ha convertido en fantasma. Yo soy el lugar de las apariciones”
Cuento de horror.

Juan José Arreola.

En el centro del libro se encuentra el poema “Desolación” en el que la poeta apenas puede sostener el ánimo. Todo parece pérdida, desaparición, los pies le llevan al cementerio como lugar de encuentro con aquel “acaso diluido / en la eternidad cósmica.” . La autora, como en el cuento de Arreola, se reconoce como un fantasma y acepta que la reunión quede pospuesta a un tiempo fuera del tiempo, a un tiempo inaprensible, “El fantasma soy yo / al fin lo he comprendido / más allá de los tiempos / te esperará mi amor.”
En contra-página aparece el poema “Te siento” en el que la autora intuye la presencia del otro a través de todos los órganos de percepción en su observación de la naturaleza (sonido del viento, al contemplar el mar, en la música de los árboles, etc.) para finalmente ponerse en manos de lo inefable, “en el misterio insondable / de la eternidad”.

“Fuimos” es el título del último poema del libro “Más allá del silencio”, “Fuimos / compañeros en la lluvia / y en el viento.”. Siendo un fantasma que vive en las sombras, un ser incompleto en búsqueda de recuerdos y de respuestas, sin tener esperanza, pero viviendo de la esperanza, al fin hallada la proximidad llegada del misterio, en la mirada mágica del mundo, “en la infinita tristeza / de la tarde”.

En el año 2015 se publica la obra “Fuimos” en la que se reúnen los poemas de Cristina Maristany y los de Rafael Lorente. Frente a frente los dos amantes se hablan desde la distancia del tiempo y la cercanía del amor, pues sólo el amor es posible entre ambos seres, compañeros, amantes.
No solo es posible el amor entre ambos poetas, sino que se muestra la imposibilidad de vivir sin el amor; amor más allá de la muerte, como dice el adagio latino, Finis vitae sed non amoris (el final de la vida, pero no del amor).


___ Publicación ___
Revista Literarte
Bilbao (Bizkaia)

nº 4 – septiembre 2021
Páginas 40-41

Revista Literarte

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